El batará carcajada (Thamnophilus multistriatus), una especie de la familia Thamnophilidae, es un habitante inconfundible de los bosques y matorrales de Colombia. Su nombre evoca su distintivo canto, una serie de notas rápidas y repetitivas que parecen una risa resonando entre la vegetación. Más allá de su llamativa vocalización, este pájaro es un importante regulador de insectos en su ecosistema y un símbolo de la diversidad aviar del país.
Mide aproximadamente 15 a 16 cm de longitud y pesa entre 23 y 27 g. Su plumaje es una combinación perfecta de camuflaje y belleza: los machos presentan un patrón de franjas negras y blancas en su cabeza, pecho y vientre, con un dorso gris oscuro y alas con finos bordes blancos. Las hembras, en cambio, tienen una tonalidad más cálida, con tonos marrón grisáceo en la parte superior y un estriado más sutil en el pecho. Su pico fuerte y ligeramente curvado es una herramienta clave para atrapar presas entre la vegetación.
Este batará es un especialista del sotobosque de bosques secos, húmedos y de crecimiento secundario, habitando entre los 500 y 2.000 metros de altitud. Es una especie endémica de la región noroccidental de América del Sur, con una presencia notable en Colombia y el noroeste de Ecuador. En el territorio colombiano, se encuentra con mayor frecuencia en los Andes occidentales y centrales, moviéndose entre ramas bajas y arbustos densos.
Su dieta se basa en insectos, arañas y otros pequeños invertebrados, que busca con movimientos ágiles y meticulosos. A menudo, se le ve en parejas o pequeños grupos familiares, explorando la vegetación y emitiendo su canto característico para comunicarse y delimitar su territorio. En ocasiones, sigue a las hormigas legionarias, una estrategia que le permite aprovechar los insectos que estas desplazan mientras avanzan por el suelo del bosque.
Durante la temporada de reproducción, construye un nido en forma de copa oculta entre la vegetación, donde la hembra deposita dos huevos. Tanto el macho como la hembra se turnan para incubarlos y alimentar a los polluelos, mostrando una fuerte cooperación parental.
Aunque no está en peligro inmediato, el batará carcajada enfrenta amenazas como la deforestación y la fragmentación de su hábitat, especialmente en las zonas andinas donde el desarrollo agrícola y urbano ha reducido la cobertura boscosa. Su presencia en reservas naturales y en fragmentos de bosque conservados es clave para su supervivencia.
Escuchar el canto del batará carcajada es una experiencia única en los bosques colombianos, un sonido vibrante que da vida al sotobosque y recuerda la increíble biodiversidad del país. Proteger sus hábitats no solo garantiza la permanencia de esta fascinante especie, sino también la salud de los ecosistemas que la sustentan.